Cuando tenía tan sólo 9 años, se despertó en mi una gran fascinación por el mundo arqueológico. Influenciada por peliculas como La Momia o la trilogía de Indiana Jones.
La vida me ha llevado a estudiar una carrera maravillosa: HISTORIA DEL ARTE, pero... ¿porque nosotros no podemos especializarnos en arqueología como los de historia? Todavía es un misterio para mi, porque pienso que estamos igual de capacitados que ellos para reconocer los distintos períodos históricos, así como los diversos objetos.
Y después de este párrafo, voy a hablar sobre la arqueología.
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La arqueología es una ciencia en evolución. Si se hubiera planteado hace unos siglos qué es la arqueología, la respuesta habría sido casi unánime, y la investigación arqueológica se habría relacionado con la historia del arte antiguo.
El arqueólogo era considerado un personaje singular, fuera de su época, con la mente orientada al pasado.
Pero hoy ya no es asi. A la pregunta inicial muchos responderían que el trabajo de los arqueólogos es útil para reconstruir la historia de un pasado lejano o incluso próximo. En la actualidad se demanda de un arqueólogo que saque a la luz no solamente obras de arte en particular, sino también documentos, materiales que permitan reconstruir sobre bases objetivas el desarrollo de una civilización.
No podemos tener contacto directo con el mundo antiguo si no es a través de los hallazgos, a veces realizados casualmente, o de los testimonios literarios que nos han llegado de las distintas civilizaciones.
Una pregunta que se plantea con frecuencia a los arqueólogos es la relativa a los métodos de investigación que conducen al descubrimiento de una zona arqueológica. Hay que responder que en ocasiones se hacen descubrimientos importantes por pura casualidad, durante trabajos agrícolas o cada vez con más frecuencia durante obras de construcción.
Sin embargo el trabajo del arqueólogo no depende del azar y las investigaciones se llevan a cabo según métodos ya experimentados. ¿Como se llega entonces a realizar un descubrimiento? En primer lugar, es necesario consultar todo lo que ha sido escrito sobre la zona que se va a investigar, incluida una valiosa documentación de archivo, y puesto que no se han publicado todos los descubrimientos pueden servir de ayuda las notas de arqueólogos, anticuarios y eruditos del pasado.
Otra fase importante es el reconocimiento de campo, donde la existencia de posibles restos de estructuras antiguas o de material en fragmentos (cerámicas, enlucidos, tejas, teselas...) podrían indicar una ocupación en la antigüedad.
El objetivo de una excavación no es solamente sacar a la luz un edificio o una obra de arte, sino también hacer entender las relaciones entre el monumento y el contexto al que perteneció. La excavación se convierte así es uno de los principales instrumentos de investigación para el arqueólogo. Sin embargo, la adquisición de datos en arqueología implica inevitablemente el empleo de procedimientos destructivos.
La tierra siempre ha sellado el pasado en estratos o capas denominados unidades estratigráficas (UE), y a través de ellos el arqueológo recorre hacia atrás el camino valiéndose precisamente del método estratigráfico.
Los sedimentos que dieron origen a los estratos pueden ser de tipo antrópico (generados por la acción del hombre, como construcciones, derribos, incendios o acumulaciones de materiales), o del tipo natural, causados por fenómenos orogénicos (deformación de la corteza terrestre), erosivos (agua y viento) y catastróficos.
La excavación estratigráfica sigue procedimientos estandarizados, por lo que se puede aplicar en todos los lugares y para todas las épocas.
En los últimos años la ciencia arqueológica ha registrado grandes transformaciones, sobre todo por el uso de métodos y técnicas cada vez más evolucionados y combinados con otras disciplinas. Desde su nacimiento como ciencia independiente, la arqueología ha hecho uso de metodologías propias de otras disciplinas, como la geografía, la antropología, la sociología y la lingüística, y se ha valido también de la colaboración de biólogos, químicos, médicos y geólogos.
La datación permite enmarcar históricamente un objeto o el estrato donde ha sido hallado determinando términos post quem y ante quem de un contexto. En muchos casos puede ayudar a establecer si se trata de una falsificación.
El arqueólogo, que no siempre puede contar con elementos que faciliten la datación, para realizarla debe recurrir también al análisis de laboratorio. Las diferentes técnicas empleadas, según el material a datar, permiten obtener dataciones de tipo absoluto (es decir, fechas de calendario expresadas en años a partir de hoy) o dataciones relativas.
Las principales técnicas para las dataciones relativas son la estratigrafía, la seriación y también análisis químicos.
Entra las técnicas más utilizadas para las dataciones absolutas (también llamadas cronométricas) se encuentran la del carbono 14 (radiocarbono), la del potasio-argón y la que emplea la termoluminiscencia.