miércoles, 4 de enero de 2012

Dioses y demonios en Oriente Medio

En la antiguedad, en Oriente Medio se adoraban cientos de dioses: cada grupo étnico e incluso cada ciudad tenía sus propios dioses. En general había una gran tolerancia religiosa y los dioses de una región se asimilaban a los de otra. Los panteones sumerio y acadio se fusionaron en épocas antiguas y ya no es posible distinguir sus divinidades. A menudo el prestigio de los dioses dependía de la mayor o menor fortuna de su ciudad de origen; Mardul y Ashur, por ejmplo, llegaron a ser muy importantes debido a la creciente prosperidad de Babilonia y Asiria. Los dioses tomaban con frecuencia forma humana, y se creía que se comportaban como humanos, con las mismas emociones y las mismas necesidades, aunque poseyeran poderes sobrenaturales. Al lado de los dioses había numerosos seres sobrenaturales, buenos y malos: demonios, espíritus, espectros, etc., que tomaban distintas formas y solían combinar características humanas y animales. Se creía que algunos demonios eran responsables de las enfermedades y otras desgracias, lo que daba lugar a complicados rituales destinados a alejar el mal.

Veamos algunos ejemplos de divinidades y demonios: En este ornamento de arreos, de marfil de estilo fenicio, hallado en Kalhu, una mujer desnuda sostiene unos leones y flores de loto. Las diosas desnudas suelen identificarse con la diosa del amor y de la guerra, que los sumerios llamaban Inanna, los acadios Ishtar y en el Levante Astarté. Quizás este ejemplo fue usado en desfiles, ya que parece un material demasiado costoso como para utilizarlo durante una batalla. Figura de bronce que representa el demonio del viento Pazuzu, que solía aparecer con una cara grotesca, cuatro alas, patas de ave, patas delanteras de animal y cola de escorpión. Lleva la inscripción: "Soy Pazuzu, hijo de Hanbi, rey de los demonios del viento del mal". Aunque rey de los demonios del mal, Pazuzu se consideraba benévolo. Los amuletos de bronce con la cabeza de este demonio, usados por las mujeres en el parto para protegerse contra los ataques del demonio femenino Lamashtu, tuvieron gran éxito durante los períodos Asirio tardio y Neobabilónico.